Sobre mí

"No basta con tener la voz más melodiosa para entonar un tango. No. Hay que sentirlo, además. Hay que vivir su espíritu"
CARLOS GARDEL

Esta es mi historia

«Déjame que te diga lo que me revienta del progreso humano: que yo no he tomado parte en él. ¿Acaso tú sí?»

Estábamos en 1999 y Sony había lanzado un spot de Playstation que se convertiría en todo un clásico. (Si no lo recuerdas, puedes verlo aquí.)

Yo acababa de empezar la universidad. Estudiaba Comunicación Audiovisual en la Universidad del País Vasco UPV-EHU, y me pasaba toooodo el día imitando la locución de esa extraña chica con aspecto alienígena.

Me lo recordó hace poco mi compañero de pupitre: «Siempre te ha gustado poner voces», me dijo

En realidad lo que me gustaba era experimentar con mi voz. 

Jugaba a videojuegos y alucinaba con las interpretaciones de Carlos Ysbert, Conchi López, Matilde Conesa, Claudio Rodríguez, Carolina Montijano…

La locución y el doblaje siempre fueron mi vocación. 

Pero yo aún no lo sabía

 

15 años después...

Trabajaba como periodista y locutora en la radio pública vasca. Entré como becaria en tercero de carrera y allí me quedé.

Me encantaba hacer directos, comunicar, informar y entretener con mi voz. 

Pero detestaba grabar cuñas publicitarias, algo que tenía que hacer prácticamente a diario.

No lo disfrutaba porque me sentía ridícula, porque esas locuciones me sonaban totalmente leídas y artificiales. 

No me creía la publicidad que grababa, ni tampoco mucha de la que escuchaba en los medios de comunicación. Yo quería ofrecer algo más.

Y además tenía una piedra en el zapato, una piedrecita que se me clavaba cada vez que veía un anuncio de un curso de doblaje. 

Todos se impartían lejos de mi ciudad. 

Así que pedí una excedencia en el trabajo y me lancé a buscar esa forma de transmitir emoción con la voz que tenían los actores y actrices de doblaje que tanto admiraba. 

En la Escuela de Doblaje de Madrid me formé con algunos de los más grandes: Lorenzo Beteta, Pachi Aldeguer, Eduardo Jover, Amparo Bravo, Pablo del Hoyo, Isabel Donate…

Según pasaban los meses mi mochila se iba llenando de matices, registros, de maneras de decir y de interpretar.

 

«La palabra no tiene que dejar indiferente al que tienes enfrente» 

Lo dice Juan Orellana, un maestro en el arte de locutar sin sonar a locutor. 

Con Juan aprendí que cuando la locutora desaparece, y en su lugar aparece una comunicadora que transmite desde una emoción real, con naturalidad, es cuando de verdad se llega al oyente. 

Por fin, las locuciones sonaban auténticas y naturales. 

Y tenían alma.

 

Si has llegado hasta aquí y todavía quieres saber más sobre mí...

  • Soy muy expresiva. Me gusta mucho hablar y debatir, pero también soy buena oyente.  
  • Desde pequeña leo de forma compulsiva. Sobre todo novela negra.  
  • Me encanta viajar y soy una enamorada de Corea del Sur (soy una friki de la cosmética coreana ;-D) 
  • Nací en Vitoria-Gasteiz (País Vasco). Sigo viviendo en la misma ciudad y trabajando a 10 minutos de mi casa. Un lujo.
  • Mi día perfecto es un día de verano, olor y sonido a mar, una buena conversación y un buen libro. Y todo ello, con mis dos chicos. 
  • Lo que más admiro de una persona es su sentido del humor. Creo que es el mayor signo de inteligencia.
  • Si pudiera volver atrás, no estudiaría una carrera (me licencié en Comunicación Audiovisual). Eso sí, soy «Doña cursos», me encanta aprender. 
  • Nunca he soportado el tabaco y me dan pánico las arañas.
  •  Tengo una capacidad innata para perder objetos. Incluso en trayectos de metros. Soy un caso (perdido).
  • Uno de mis mayores placeres: la siesta.
  • Soy inconformista y perseverante. Cuando me vaya, no pienso llevarme conmigo ningún «ysi»: «Y si lo hubiera intentado…»
  • Pasé mi infancia en un pueblito de la Rioja Alavesa que un arquitecto canadiense ha puesto en el mapa. Lo más grave es que no me gusta el vino… 
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